Michaela: Muchas personas dejan de bailar por el pecho. Se encogen de hombros porque les preocupa que el pecho se convierta en una distracción. Yo misma he pasado por ello y me ha dado vergüenza mi cuerpo. Pero yo lo que quiero es sentirme libre cuando bailo. Bastante tenemos ya con los pasos como para pensar en más mientras nos movemos.

A diferencia de lo que ocurre en la danza clásica, el contemporáneo va a 360 grados. Cuando me dejo llevar en la coreo, me gusta ver cada movimiento que hace mi cuerpo. Por eso me gusta llevar ropa que no me cubra demasiado.

La libertad del contemporáneo te permite perderte en el movimiento, en el buen sentido. Todo lo demás se acaba desvaneciendo cuando encuentras tu manera de fluir. Ojalá pudiéramos experimentar ese estado más a menudo, sin pensar nada más de tu cuerpo.

Me encanta la forma en la que la nueva generación está llevando su personalidad al ballet en lugar de seguir los roles establecidos. Sienta genial y creo que es algo muy empoderante. Yo pienso que cada persona baila para sí misma, y no para un público. Y yo soy la que está detrás de tantos cambios.

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