¿Qué son las pistolas de masaje? ¿Necesitas una?

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Conoce todos los detalles sobre esta herramienta de recuperación de alta tecnología, cada vez más popular.

Última actualización: 29 de marzo de 2021
¿Qué son las pistolas de masaje? ¿Necesitas una?

¿Qué pasaría si combináramos un taladro y una pelota de masaje? El resultado sería ese trasto tan raro que habrás visto al lado de los rodillos de espuma en tu gimnasio, en el arsenal de tu fisioterapeuta o en las redes sociales de tu entrenador favorito: una pistola de masaje. Pero ¿qué es? Y teniendo en cuenta que su precio oscila entre los 99 y los 600 dólares, ¿para qué sirven exactamente?

En primer lugar, vamos a explicar cómo funciona la pistola de masaje. Un motor eléctrico conectado a un cabezal de goma o espuma produce un golpeteo rápido y repetitivo, denominado terapia percutiva, a un ritmo de unos 40 golpes por segundo, en función de cada dispositivo. Cuando el cabezal entra en contacto con el cuerpo, golpea los músculos con una fuerza uniforme pero intensa.

"Creemos que esta fuerza provoca que las sustancias sólidas que hay en el interior del tejido conjuntivo (o fascia) se vuelvan líquidas", afirma Paul Helms, fisioterapeuta y fundador de Helms Performance, en St. Louis y Filadelfia, que suele utilizar una pistola de masaje con sus clientes deportistas. "Por lo tanto, la fascia que envuelve los músculos se vuelve más flexible y los músculos dejan de estar tan rígidos."

Seguramente también tenga un efecto neurológico. "Cuando masajeas un músculo, en realidad no lo relajas inmediatamente. El contacto percutivo provoca que las neuronas sensoriales de los tendones del músculo detecten un incremento de tensión. Ese efecto envía una señal al cerebro, que la procesa y le ordena al músculo que se relaje", explica Helms.

"Creemos que esta fuerza provoca que las sustancias sólidas que hay en el interior del tejido conjuntivo (o fascia) se vuelvan líquidas".

Paul Helms, fundador de Helms Performance y fisioterapeuta

Todavía no hay estudios científicos que analicen las pistolas de masaje, que han aparecido hace muy poco. Pero un estudio publicado en la revista Journal of Clinical and Diagnostic Research pidió a sus participantes que probaran, después de haber hecho ejercicio, cinco minutos de terapia vibratoria o 15 minutos de masaje, mientras que otro grupo no recibió ningún tipo de terapia. Pasadas 72 horas, los dos primeros afirmaron sufrir menos dolores musculares que el tercer grupo, pero los que probaron el dispositivo vibratorio se recuperaban más deprisa que el grupo del masaje durante las primeras 24 horas.

Las pistolas de masaje son especialmente eficaces con aquellas personas que entrenan frecuentemente y con intensidad. "La pistola no solo acelera la recuperación, sino que también mejora el rango de movimiento cuando se usa para relajar la fascia antes de un entrenamiento", afirma Helms. También son ideales para quienes están entrenando para un evento, ya que pueden ayudarles a aliviar la tensión que podría desembocar en lesiones por sobrecarga, y para los que son proclives a los nudos y el dolor localizado. "Un rodillo de espuma corriente no consigue penetrar tan profundamente ni concentrarse tanto en el tejido, y las manos tampoco pueden competir con la velocidad de un cabezal motorizado", explica.

Si tienes acceso a una pistola de masaje o estás considerando comprarte una, hay un par de cosas que debes tener en cuenta:

  1. Evita las zonas de peligro.
    "Céntrate en los músculos y no te acerques a las estructuras vasculares de gran tamaño (como la vena del cuello, la cara interior del brazo y la ingle) ni a los huesos, incluida la columna vertebral. Las mujeres también deben evitar usar la pistola en el tejido mamario, ya que la vibración puede ser demasiado intensa", dice Helms.
  2. Utiliza el nivel de velocidad más bajo.
    "Considero que el nivel más bajo es lo bastante intenso para la mayor parte de zonas y tejidos", afirma Helms. Si no sientes el masaje o no notas alivio al terminar, puedes subir un nivel, pero plantéate masajear la zona durante más tiempo, en lugar de aumentar la intensidad. "El objetivo no es atacar a los músculos y mucho menos cuando están doloridos. Menos suele ser más", añade.
  3. Ajústala a tus objetivos.
    ¿Estás calentando? Helms recomienda masajear cada zona entre tres y cinco segundos con un accesorio ancho (como una esfera grande), avanzando de arriba abajo o de abajo arriba. La fuerza leve estimulará los tejidos sin desactivarlos para tu entrenamiento. ¿Necesitas un masaje general para después de entrenar? Dedica entre 5 y 10 minutos a masajear el tren inferior y el superior con un cabezal más estrecho (como un triángulo pequeño), centrándote en las áreas principales, como los glúteos, los isquiotibiales, los antebrazos y el interior de los omóplatos (pero no la columna vertebral). Si quieres trabajar un punto especialmente nudoso, como la parte superior de las pantorrillas, masajéalo (también con un cabezal pequeño) entre 10 y 30 segundos, y recuerda respirar para aliviar las molestias.

¿No quieres derrochar dinero en un cachivache moderno de recuperación? (Lo entendemos). "Una pelota de lacrosse o de golf te ofrece en gran medida la presión localizada que necesitas, por mucho menos dinero", asegura Helms.

Publicación original: 5 de agosto de 2020