Qué son los puntos gatillo y cómo se pueden tratar

Durante una sesión de masaje, punción seca o acupuntura quizás notes un punto de tensión, como si parte del músculo estuviera congestionada. Como explica el fisioterapeuta Jason Kart, esa descripción puede no estar muy alejada de la realidad.

Estos nudos, que reciben el nombre de puntos gatillo, pueden producir dolor, limitar el rango de movimiento y muy probablemente aumentar el riesgo de lesiones. Por suerte, quizás te resulten útiles estas estrategias para su tratamiento y prevención.

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Los órganos, las fibras nerviosas, los vasos sanguíneos y los huesos están envueltos por un tejido grueso llamado fascia. Concretamente, los músculos están rodeados por un subtipo denominado miofascia. Este tejido conectivo proporciona estructura y sujeción para que te muevas con más facilidad, a lo que contribuye el ácido hialurónico, un líquido que se encuentra dentro de la fascia.

A veces, si la fascia se deshidrata, algunas partes del tejido se contraen, pero más tarde no logran relajarse. Esto, como afirma Kart, causa la aparición de los puntos gatillo. Cuando circula menos ácido hialurónico, la fascia puede adquirir una textura pegajosa. En consecuencia, puede que notes cierta sensibilidad o tensión en la zona, que puede afectar a los músculos que esa fascia envuelve.

La presión interna de estas fibras aumenta y, en consecuencia, la circulación se complica. La sangre nueva no puede entrar con tanta facilidad y la sangre antigua del tejido se queda sin oxígeno y se acidifica. Esto hace que se reduzca el umbral del dolor de la fibra muscular y que aumente la sensibilidad.

Aunque la sensación sea similar al dolor muscular, los puntos gatillo suelen generar un dolor más agudo e intenso. El dolor muscular causa una molestia sorda que se extiende por toda la fibra, mientras que el punto gatillo provoca dolor en una zona localizada. No obstante, puede afectar a varios puntos de contracción.

Además, Kart afirma que los puntos gatillo especialmente sensibles también pueden causar dolor en otras partes del cuerpo. Los músculos de los glúteos, por ejemplo, pueden ser responsables del dolor en los isquiotibiales, que puede presentarse con síntomas leves similares a las molestias ciáticas.

Melissa MacDonald, quiropráctica, coordinadora de atención deportiva integral y profesora adjunta en Northwestern Health Sciences University, explica que, cuando este dolor se cronifica, puede causar el síndrome de dolor miofascial. Esta condición implica la presencia de puntos gatillo con una gran sensibilidad muscular y suele estar ligada al uso excesivo de determinados músculos. Por ejemplo, permanecer en posición sentada durante mucho tiempo puede causar puntos gatillo entre los hombros y el cuello.

En algunas investigaciones se sugiere que el dolor miofascial afecta a la mayoría de la población y puede reducir la movilidad e incluso la sensación general de bienestar. Si no se trata, este dolor puede volverse recurrente o crónico. En un estudio de 2013 publicado en la revista Pain and Therapy se afirma que puede provocar problemas como lesiones por esfuerzo repetitivo y desacondicionamiento.

En las personas que practican deporte, Kart afirma que este problema aparece con más frecuencia en la zona glútea, los cuádriceps, los gemelos, el manguito rotador y los trapecios superiores.

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MacDonald explica que la respuesta del cuerpo siempre es la misma, no importa si es porque pasas demasiado tiempo frente al ordenador o porque realizas repetidamente el mismo entrenamiento. El uso excesivo de los mismos músculos tensa la miofascia, lo que aumenta las probabilidades de que algunas partes de esta se queden contraídas.

Kart afirma que, en quienes hacen deporte, la sobrecarga repetitiva o la carga irregular de los músculos es responsable de la aparición de puntos gatillo. Entrenar siempre por encima de la capacidad de los músculos los daña y aumenta el riesgo de aparición. Además, los movimientos asimétricos provocan que determinadas partes del músculo colapsen antes que otras, lo que causa puntos gatillo. Por ejemplo, los deportes en los que se ejerce más fuerza con un lado del cuerpo, como el golf o el tenis, pueden sobrecargar un hombro más que el otro.

En algunos casos, las disfunciones de las articulaciones o de la columna vertebral pueden afectar a la fuerza muscular, lo que puede dar lugar a más puntos gatillo. Por ejemplo, si tienes dolor lumbar, quizás te muevas de forma distinta para evitar la rigidez de la zona, pero, en consecuencia, puede aumentar el esfuerzo exigido a la parte superior de la espalda, lo que provoca a su vez una tensión muscular repetitiva en los hombros. Esto causa la aparición de puntos gatillo.

En el estudio publicado en la revista Pain and Therapy se recoge que el tratamiento más común para el dolor miofascial es con antiinflamatorios no esteroideos, aunque se añade que no hay pruebas contundentes sobre su efectividad.

No obstante, los antiinflamatorios no esteroideos pueden mitigar de forma temporal el dolor que afecta a nuestro día a día solo si se toman de forma ocasional, no continuada. Esto se debe a que, con el paso del tiempo, pueden provocar problemas estomacales y digestivos, como acidez, diarrea e incluso úlceras. Aunque es menos habitual, su uso de forma considerable y prolongada puede también afectar al funcionamiento del hígado y los riñones.

Además, el uso de otros medicamentos y algunos problemas médicos, como la hipertensión y los medicamentos utilizados para controlarla, pueden aumentar el riesgo de complicaciones causadas por los antiinflamatorios no esteroideos. Como siempre, consulta a tu médico antes de tomar estos medicamentos, incluso aunque se vendan sin receta.

La punción seca puede ser tan eficaz como los medicamentos para tratar el dolor, sobre todo porque contribuyen a eliminar los puntos gatillo en lugar de solo aliviar la molestia y el dolor que provocan, un factor que debemos tener en cuenta dado el riesgo de los antiinflamatorios no esteroideos. Kart explica que en este método, llevado a cabo por profesionales con preparación, se usan agujas finas de monofilamento de distintas longitudes, de entre 25 y 75 mm, que se insertan en la piel y llegan directamente a los puntos gatillo del tejido muscular. Cuando la aguja alcanza un punto gatillo, provoca una respuesta de espasmo al liberarse el músculo, que genera una sensación similar a una pompa explotándose en el músculo.

También existe la punción húmeda en la que, como comenta MacDonald, se utilizan inyecciones de solución salina o lidocaína para hidratar y aliviar el dolor de los puntos gatillo gracias al restablecimiento del ácido hialurónico que quizás falte. Otros métodos son el estiramiento dinámico y estático, las actividades con rodillo de espuma, los masajes y los ejercicios de rehabilitación. En la liberación miofascial, una forma de fisioterapia, el especialista recurre a la presión manual y los estiramientos sobre la zona para eliminar los puntos gatillo.

Para MacDonald, el mejor método es aquel que se utiliza de forma constante. Además, debes cuidarte, descansando y manteniendo la hidratación.

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Tanto si ya has tenido puntos gatillo como si quieres evitarlos, te interesan las siguientes estrategias preventivas. Para Kart, una de las más importantes es una buena recuperación. Como entrenar en exceso suele ser la principal causa de puntos gatillo, el primer paso para reducir el riesgo de aparición es aumentar el tiempo de recuperación en tu rutina deportiva.

Si el dolor articular se convierte en un problema, debes visitar a un fisioterapeuta que pueda asesorarte sobre los movimientos específicos para fortalecer los músculos que rodean la articulación y mantener las señales nerviosas en esa zona.

MacDonald afirma que mantener más hábitos saludables es otra forma de prevención. Esta experta ha percibido que quienes practican running tienen muchos puntos gatillo por todo el cuerpo, sobre todo en los hombros, la parte superior de la espalda y las piernas.

Si no se recuperan de forma adecuada, es decir, no ingieren las calorías que su cuerpo necesita, no hacen sesiones de cross-training con levantamiento de peso, no controlan la distancia recorrida, no prestan atención a sus zapatillas, no cambian las superficies por las que corren, no se hidratan y no duermen lo suficiente, lo más probable es que el punto gatillo vuelva a aparecer.

En cierto modo, los puntos gatillo pueden parecer inevitables para quienes practican deporte con frecuencia. Sin embargo, pueden tratarse y seguramente evitarse aumentando los tiempos de recuperación y centrándose en la prevención de lesiones.

Texto: Elizabeth Millard